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REFLEXIÓN MES DE AGOSTO


_______________________________________________Agosto, Mes de la Solidaridad

REFLEXIÓN PARA COMPARTIR

Un mes para la solidaridad: tiempo de amor y sensatez.

Cada año en este tiempo la liturgia nos regala hermosos textos que inspiran – providencialmente – el Mes de la Solidaridad. La iglesia recibió esta intuición de la bebida de un apasionado de Cristo: Alberto Hurtado; de sus palabras y gestos de amor por los pobres, en quienes veía al mismo Señor. El hecho de que todos los años celebremos este mes puede hacernos olvidar su sentido cristiano más profundo, reduciéndolo a solo un tiempo de “campaña”, de activismo altruista, que me toma tiempo pero no cambia mi corazón… Pura vanidad…por eso que la invitación a hacer nuestra Campaña 2.0 de “un corazón de 30 x 30 cm.”, quiere ser eso en primer lugar. Suscitar desde el corazón un sentido de conversión, de amar desde adentro, al que padece, al que sufre, y en el caso de nuestra campaña, un verdadero sentido por abuelitos que no la pasan bien… tejiendo un humilde y sencillo, cuadrito de lana de 30 por 30 centímetros.

Agosto ha de hacernos volver a o esencial de nuestra fe: la hermosa y ardua experiencia de amar. El tiempo que nos toca vivir, con las maravillosas posibilidades que ofrece, también nos puede hacer perder el centro: pasarnos la vida creyendo que las cosas, os medios, los recursos, son la respuesta definitiva a nuestros cuestionamientos, inquietudes, vacios más profundos. Esto también es pura ilusión. ¿Qué bienes son los que anhela el alma y la pueden llevar a un sano remanso?...San Pablo, lo decía derechamente en la lectura de ayer domingo: los bienes del cielo, Cristo. En él la experiencia central, existencial, la de amar, es plena.

Sentirnos amados por Dios nos lleva a vivir la experiencia del amor al prójimo, movidos a la solidaridad con él. Solo así tienen sentido nuestras acciones de servicios, campañas, ayudas sociales, etc. Entonces a superar la insensatez de pensar que acumular bienes puede librarnos de los miedos que agobian la vida. A ser libres de disponer de ellos para hacer un poco o mucho mejor la vida de mi prójimo, en quien también logro ver a Cristo, como San Alberto.

Por ello, que cada Eucaristía que vivimos es experiencia de este amor solidario: de Cristo, que se nos da gratuitamente, y de quienes hemos sido invitados gratuitamente, para amarnos, no dejemos de participar y vivir la Eucaristía (la misa) con el objetivo, encontrarnos con Jesús para ser más solidarios.(cf. domingo día del señor 14.08.19)

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