top of page

HERMANOS QUE ESTAN SEPULTADOS EN CHILE


En el cementerio de Talagante hay una tumba familiar que acoge a 4 religiosos, hermanos del Sagrado Corazón, que fallecieron aquí.

  1. Paul –Albert Deschenes ( 1928-1978)

Nació el 31 de julio de 9128, en la ciudad de Québec. Su padre, Albert, fue durante toda su vida un obrero cumplidor. Su madre, , que tuvo cuatro hijos, tiene un gusto por el orden, la disciplina y la distinción; era profesora.

A la edad de 12 años, Paul-Albert había empezado a considerar la vida religiosa, pero su padre se oponía por su edad. La idea volvió a los 18 años y fue aceptada por los padres. Un gran sacrificio fue renunciar a sus estudios universitarios.

Su drama interno fue de poseer tanto conocimiento sin experimentar la satisfacción e la entrega de los mismos. Es preciso haber vivido por algún tiempo esta incapacidad para entregar su mensaje a sus estudiantes para entender el gran sufrimiento que tuvo que llevar la vida de Paul-Albert. A pesar de su sonrisa perpetua y conquistadora y sus tentativas siempre respetadas para aproximarse a los pequeños, tuvo muchos problemas para encarnarse.

Desde 1966, Paul-Albert será solicitado en varios lugares donde intentará servir según sus talentos: Roma, Camerún, Dakar, Senegal, Níger y por último en Chile, en 1976. Tenía experiencia como bibliotecario.

Paul-Albert siempre fue frágil de salud. Varias veces tuvo que tomar unos meses de descanso.

En mayo de 1976, termina un año de reciclaje en teología pastoral en la Universidad de Montreal y 5 días más tarde, viaja a Níger desde donde partirá directamente a Chile.

Así que, por obedecer una vez más a un deseo de los superiores, va a Chile en noviembre de 1976. Se le esperaba y fue recibido con los brazos abiertos. Tanto más que Chile no había recibido un nuevo misionero desde hacía 8 años.

El aprendizaje del castellano se hizo muy rápidamente, debido a sus habilidades intelectuales y a su gran determinación. Pero apenas tuvo tiempo para empezar a trabajar con el Señor en la educación de la fe de sus alumnos, que le fulmina la enfermedad otra vez.

Un mes antes de su muerte, él terminaba su última carta a su madre:

“Deudor insolvente con respecto al Instituto, a la iglesia y al amor de Jesús que la ha fecundado, es mi esperanza contra toda esperanza la vida con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Santa María, Madre de Dios, rega por nosotros, pecadores”

El 22 de septiembre de 1978, el hermano Iván Rousseau, director regional de Chile, anuncia la muerte repentina del hermano, a la edad de 50 años.

  1. Hermano GRATIEN TREMBLAY (Eusebio)

1919 – 1991

Cuando oigas tu alabanza o te escupan en la cara, mantente erguido y sonríe. Ante aquellos que disputan, ante aquellos que se injurian. Mantente erguido y sonríe. En el día de la ira y la desbandada, cuando todo arde y cae, solo, en medio del pavor, mantente erguido y sonríe. Y ya al borde del gran viaje, aun cuando lloren tus ojos, mantente erguido y sonríe”

Este pensamiento, de algún poeta o místico, fue hallado en la habitación de nuestro querido hermano Gracián. Seguramente dichas palabras encontraron eco en su corazón y el contenido traducía su actitud ante la vida.

El hermano Gracián, hijo de León y de Marie-Louise, nació el 1 de diciembre de 1919, en Lac-au-Saumon, provincia de Québec. De los nueve hijos que alegraron este hogar, tres se consagraron al Señor en la vida religiosa.

El 7 de octubre de 1935 fue acogido en el juniorado de Romouski. Dos años más tarde se dirigió a Arthabaska para completar su formación religiosa y pedagógica. En 1941 el superior provincial lo envía a la escuela Saint-Esprit de Québec, donde permaneció seis años..

En el sublime momento de su consagración definitiva (1944) tenía en mente el anhelo de servir a Cristo en lejanas tierras. Sus deseos se transformaron en realidad el 14 de septiembre de 1947, cuando llegó a Chile, país que adoptará como su nueva patria. Los primeros niños que se beneficiaron de su espíritu apostólico fueron los alumnos del Liceo Ruiz Tagle (1948-1955) En 1956 le cupo la responsabilidad de ser el profesor jefe del primer grupo de egresados del Instituto del Puerto de San Antonio: 12 muchachos que sortearon con éxito las puebas del bachillerato.

Y asi siguió la labor de educador: maestro de juniores en la casa de formación de Talagante (1957-1960), director del liceo Ruiz Tagle (1961-1964), inspector general del Instituto del Puerto (1965-1968 y 1976-1979), profesor en Las Condes (1969), en San Felipe (1970-1971 y 1980-1981). En todas partes, a pesar de ciertas incomprensiones humanas y decisiones que causaron honda pena en su corazón, él siguió laborando en el jardín de su amado Maestro, sonriente y optimista, siempre humilde y acogedor, justo y prudente.

A los 62 años, cuando muchos piensan en su jubilación, el hermano Gracián asume como director de la Escuela Industrial de San Antonio, una institución con más de 1.200 alumnos. Será en este establecimiento donde entregará lo mejor de su experiencia como religioso educador.

Así se refirió a él un profesor de la escuela: “ Gracián Tremblay estuvo 10 años con nosotros. Creo que vimos a un hombre de Cristo y en sus actos, vimos a Cristo a diario. Creo que muchas veces no lo vimos, pero allí estaba, Llegaba cada mañana, tras haber dedicado horas a la oración. Su sonrisa nos recibía a diario. Compartía con sus amigos tan queridos para él, como eran estos jóvenes

“Se preocupó de los mínimos detalles; del que tuviera frío, del que tuviera hambre, del que estaba enfermo, del que sufría en ese instante. Visitaba a los reclusos, al acongojado por la pérdida de un ser querido. Poco hablaba; no necesitaba hablar. Rechazó cualquier honor, nunca dio órdenes ni instrucciones. Quiso siempre ser uno más. Esperaba que otros instruyeran. El orientaba, él alentaba con su presencia…”

En 1982, se le había pedido al hermano Gracián ir a la Escuela Industrial para solucionar graves problemas suscitados en ella a raíz de equivocados procedimientos económicos y finalmente, clausurarla.

Pero nuestro misionero infatigable no sólo no clausuró la escuela, sino que con la ayuda generosa de la provincia comunitaria de Québec, el club 2/3 y el ACDI demolió la antigua construcción e hizo construir un sólido y funcional edificio, admiración de los habitantes de San Antonio. Adquirió maquinaria y herramientas nuevas, creó nuevas especialidades, formó una biblioteca, creó un departamento de pastoral, organizó el desayuno escolar gratuito para los alumnos necesitados.

Quienes tuvieron la dicha de vivir con él, durante algunos años, y que lo conocieron de más cerca, pueden dar testimonio de las grandes virtudes de la vida de este hermano.

El hermano Gracián fue sembrador de armonía. Cada día, a la hora del desayuno, le preguntaban: ¿Cómo estás, Gracián? Su respuesta silabeada era siempre: “¡Ex ce-len-te! Y si alguno amanecía con el humor más bajo, él revertía la situación: hacía bromas, cantaba, sacaba la lengua hasta que cambiaban de humor.

Muchos chilenos están eternamente agradecidos, pues fueron salvados de jun destino incierto, durante el gobierno militar, él silenciosamente, lograba que la embajada de Canadá los acogiera y los llevara al exilio.

A raíz de una hemorragia estomacal, el hermano Gracián, fiel discípulo del Corazón de Jesús, partió a la casa del Padre celestial, el 5 de abril de 1991.

Tras el dolor de su partida, nos consuela una certeza y esperanza: su vida ejemplar nos hace exclamar a todos quienes lo conocieron: “Hemos vivido con un hombre de Dios”


bottom of page