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Reflexión de adviento para la comunidad ruiztaglina



El Adviento es el primer período del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Cristo. Su duración suele ser de 22 a 28 días, dado que lo integran necesariamente los cuatro domingos más próximos a la festividad de la Natividad.


Adviento quiere decir: “esperar al que viene”. ¿Y quién es el que viene? El Niño Dios. Adviento entonces es el tiempo en el que en la Iglesia nos disponemos a esperar al Niño Dios que está por nacer. Sabemos que ya nació, murió y resucitó, pero en Adviento “renovamos esta venida”. Esperamos a Jesús que está por nacer.


En Adviento esperamos a Dios, que está por venir, y por eso en las lecturas y en los cantos se hace alusión a la venida del Señor. El Adviento es un tiempo de alegre espera; la espera de la presencia del Señor, y es alegre, porque sabemos que, cuando venga Dios, cuando nazca el Niño Dios, el mundo será distinto, porque no es lo mismo un mundo sin Dios, que un mundo con Dios.


Su presencia ya ha comenzado, y somos nosotros, los creyentes, quienes, por su voluntad, hemos de hacerlo presente en el mundo. Es por medio de nuestra fe, esperanza y amor como él quiere hacer brillar la luz continuamente en la noche del mundo.

Actitudes para Vivir Adviento


Este hecho de la venida y presencia del Señor debe ayudarnos a tener actitudes personales y comunitarias.


ACTITUD DE FE Y VIGILANCIA


La vigilancia no debe entenderse solamente como defensa del mal que nos acecha, sino como actitud confiada y gozosa de Dios que nos salva y libera de ese mal. La vigilancia es una atención concentrada hacia el paso y presencia del Señor por nuestra vida.


ACTITUD DE POBREZA ESPIRITUAL


El Adviento es también tiempo de conversión. Porque ¿cómo podemos buscar al Señor si no reconocemos que tenemos necesidad de Él? Nadie deseará ser liberado si no se siente oprimido. Pobreza espiritual es aquella actitud de sentirse necesitado de Aquel que es más fuerte que nosotros. Es la disposición para acoger toda y cada una de las iniciativas que el señor nos presenta para vivir en amor.


ACTITUD MISIONERA O PRESENCIA EN EL MUNDO


Los seres humanos de hoy buscamos ansiosamente la razón de existir. La multiplicación de las relaciones mutuas por el progreso técnico no nos lleva a la actitud del diálogo fraterno. Cada día nos sentimos más necesitados de la comunidad que se establece entre las personas. Humanismo y progreso técnico tocan al hombre y la mujer para emancipar de Dios y de una Iglesia que no esté verdaderamente en el mundo.


ACTITUD DE DARSE GRATUITAMENTE


Los ruiztaglinos sabemos que darse no es una cuestión de entregar un regalo o donar algo, sino de tener un sentimiento profundo en el corazón para entregar tiempo, dedicación, buenas palabras y grandes gestos, que hacen posible que todos los que están cercanos sientan que el Espíritu de Navidad, vivido con estas actitudes hace presente a Aquel que viene, Jesús el Señor, que nace una familia, de Nazaret.

(Cf. Vicaria para la educación/subsidio litúrgico de adviento y Navidad 2017)



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