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Valor del mes de septiembre: La libertad


En el mes de la Patria, es bueno hacer conciencia del valor de la Libertad… desde el impacto de la Independencia de Chile de la corona Española, pasando por algunas eventos históricos donde nos hemos confrontado con ella, hasta hoy, día en que pende a veces de un hilo el sostener la convivencia en Libertad. Pero, ¿qué entendemos por libertad o ser libre?

En primer lugar es bueno saber que la libertad nos capacita para ser nosotros mismos y poder elegir, sin sentirnos coaccionados (obligados o presionados) por la masa.

En la actualidad ser libre se entiende como estar liberado, liberado de cualquier exigencia; aquella persona que sigue fielmente a la mayoría y se convierte en un ser amorfo, en una pieza más, sin identidad propia. Intenta que en su vida no haya problemas ni complicaciones. Pero no se da cuenta de que se llena de vacío y de aburrimiento. Además, una dictadura puede consistir también en que no existan personas distintas, en que todos sean “masa”. Eso gana fácilmente por lo que supone de comodidad, aunque niega la satisfacción de las propias reflexiones y decisiones. Estas personas “liberadas” no son felices. Como nos toco vivir en una época pasada.

La libertad es la capacidad de elegir lo bueno; es difícil porque a veces no hay una distinción clara entre lo bueno y lo malo. Confundimos lo bueno con lo que nos gusta o de lo que tenemos ganas. U otras, si no es tan malo.

Una persona libre sabe elegir y asumir las dificultades, teniendo en cuenta aquello que es lo mejor. Una persona libre se enfrenta de una forma decidida a su propia vida, asumiendo el esfuerzo por conseguir lo que se quiere. Una persona libre no se siente coaccionada por tener una opinión que no es la de todos, y sabe defenderla con garra. Una persona libre no está atada a las cosas, a los caprichos ni a la comodidad. Una persona libre está por encima de sus circunstancias, sabiendo que los problemas o las dificultades no pueden anularla. Una persona libre hace su propio proyecto de vida, sabe lo que quiere y busca su plenitud personal. Una persona libre sabe renunciar y excluir las cosas que estorban a aquello que quiere hacer. Una persona libre sabe estar sujeta a un horario de estudio y a unas normas de trabajo, porque se lo ha propuesto.

Seremos más libres cuanto más conocimiento tengamos, cuanto más estudiemos. La ignorancia nos convierte en personas manejables; sin embargo, la cultura nos abre horizontes de pensamiento, que inciden y hacen crecer nuestra capacidad crítica. Ser libre es también poder confiarnos y confiar en Dios, aquellos proyectos de sentido de vida, porque los vacios espirituales nos encadenan a cualquier impulso. Porque, como decía, Jesucristo “la verdad los hará libres”, luego, la verdad no es solo una teoría ni un lindo concepto, es abrirnos a la trascendencia para encontrar en lo más profundo del corazón del hombre, la sed de volar y tomar alturas, para ser y sentirnos libres.

Luis Baeza Torrealba

Coordinador de Pastoral LRT

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