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Los Hermanos estaban viviendo los primeros años en Chile y comenzaron a entender las dificultades por las cuales debían pasar para conseguir sus propósitos. Por una parte, los gobiernos poco generosos con la educación católica y la Iglesia que pedía mucho, pero ofrecía poco.
Gracias a Dios, se encontraron con un alma generosa, que siempre estuvo con ellos: Doña Rosa Fernández de Ruiz Tagle. Veamos quién es esta noble dama.
Volvamos a los orígenes del Liceo; es decir a don Francisco Ruiz Tagle y Portales, quien deja en su testamento el deseo de levantar una escuela de primeras letras.
Don Francisco se casó con Doña María del Rosario Larraín y Rozas. Tuvieron 10 hijos; entre ellos, Domingo, que se casó con doña Mercedes García Huidobro. Tuvo dos hijos: Pedro y Salvador (nietos de don Francisco)
Salvador Fernández se casó con doña Rosa Fernández Jara y tuvieron tres hijos: Eduardo, Guillermo y Elisa.
Ante las dificultades económicas que tenían los hermanos, para habilitar las salas del colegio y la necesidad de destinar, los domingos, algunas de ellas, para las misas dominicales, decide construir, en 1947, una capilla, que posteriormente, la Iglesia la destinó como parroquia al crear Santa Rosa de Lima. La capilla fue bendecida por el cardenal Monseñor José María Cario.
Posteriormente y junto a su hijo Eduardo, costearon la construcción de cuatro salas de clases.
Su generosidad no se detuvo ahí; muy por el contrario, siguió de cerca los sueños de los Hermanos. Entre ellos, tener un lugar como casa de formación.
Recibieron numerosas ofertas, de colegios y terrenos, que narraremos en otro artículo, hasta que Doña Rosa les confidencia que el párroco de Melipilla, Pbro. Jaime Larraín, desea regalarles una propiedad, pero que, a su juicio, el sector “tiene mala reputación y no conviene para un seminario”.
Les propone, que en caso de vender su propiedad en Recreo (Viña del Mar), ayudaría a sus congregaciones privilegiadas: los padres Claretianos y los Hermanos del Sagrado Corazón.
La casa se vendió y doña Rosa regala a la congregación, un millón de pesos para comprar una propiedad de 18 hectáreas en Talagante, no lejos del noviciado de los Padres Claretianos. Una condición: no dejar la Escuela Ruiz Tagle. Esto ocurrió en noviembre de 1950.
Doña Rosa fue premiada por la Iglesia con una distinción muy especial por los valiosos servicios entregados a la Iglesia.
Los hermanos recuerdan con mucho cariño, a quien llamaron “mama Rosa”
Doña Rosa Fernández de Ruiz Tagle falleció el 9 de marzo de 1955.